Identificarme

Hace un par de días, mientras iba conduciendo, escuché a un periodista en una conocida emisora de radio hablar de una niña inglesa que se identificaba con un gato. La verdad, pensé que era una broma, que no era cierto, y que lo mencionaba o inventaba la historia para hablar de los problemas de adaptación que sufren muchos niños o los que tienen con sus compañeros al no ser aceptados tal y como son. La curiosidad mata y cuando tuve tiempo busqué en las redes la noticia y ¡oh sorpresa! es totalmente cierta.

Lo primero es que escucho esto y pienso en el gato de mi casa: caprichoso, egoísta, a su aire siempre y mimoso hasta aburrir. O pienso en aquel perro con el que compartí muchos años: leal, incontrolable cuando jugábamos y pesado hasta decir basta cuando se ponía a ladrar. Me quedo con estas imágenes, lo de pensar en alguien actuando como uno de ellos no me encaja, no sólo eso, es que me da dolor de cabeza y nauseas. 

No sé qué está pasando, yo creo que, no es que hayamos perdido el norte, es que hemos perdido todo sentido de la realidad. Identificarse con un animal hasta el punto de pedir que se me reconozca como tal, choca con toda lógica, al menos con mi lógica, perdón porque puede que en la lógica de otros si se entienda. No me entra en la cabeza que este mundo en el que vivimos nos esté empujando a esta locura, no me entra de ningún modo que se me exija tener que dirigirme a alguien y ese alguien se presente con el convencimiento de no ser lo que se ve, sino que es lo que representa, es decir un animal.

La palabra inglesa furry que en español significa peludo o peluda define a quienes se sienten o perciben como un animal y por lo tanto, entiendo yo, quieren que se les hable y trate como tal. Lo dicho, en mi mente, quizás un tanto cuadriculada, no hay lugar para entender este concepto.

Sé que, incluso, al escribir esto no soy ni clara en lo que digo ni coherente porque es que no puedo entender estas actitudes de identificarse con animales. Y resulta que, dicen las estadísticas, que en España hay 148 menores que se auto perciben como un animal y en el caso de la niña inglesa la dirección del colegio "apercibió a unos alumnos por negarle la especie felina a una compañera".

Como esto siga así tendremos que plantearnos como asignatura opcional estudiar el lenguaje de los gatos, de los perros o de aquellos animales que, en el ranking de identificaciones, tengan el mayor número de seguidores. Yo no me veo estudiando nada de eso, pero "cosas veredes amigo Sancho".

Si llegado el caso hubiera o hubiese que optar por identificarse con un animal, lo dejo dicho, quiero identificarme con un koala y vivir agarrada a la rama de un árbol, al fresco y durmiendo 20 horas, las otras cuatro ya me las voy organizando según se presenten. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Guerra

Coraje

Solito