Solito
Con ese nombre, con ese sentimiento, titula Javier Zamora su libro, la historia de un niño salvadoreño, él mismo, al narrar el viaje que emprende como ilegal para reunirse con sus padres en los Estados Unidos.
El libro nos acerca a la vida de un grupo de inmigrantes Centroamericanos en su camino hacia el norte, a La USA, como lo llama el mismo protagonista. La historia es contada por el propio autor, Javier, a modo de biografía, y desde su perspectiva de niño, desde su modo de vivir y entender la realidad con la que se enfrenta. Nos enseña, nos adentra, nos invita a comprender lo que es un viaje de miles de kilómetros desde El Salvador, o de cualquier otro país, hacia los Estados Unidos. Un viaje lleno de riesgos (carretera, mar, desierto), expuestos, quienes lo realizan, a identificaciones, huidas y arrestos que llevan a las deportaciones.
Por supuesto logra reunirse con sus padres, y esto no es contar el final porque cuando se habla de este escritor se cuenta su hazaña, su viaje. Pero el relato va dejando atrás a gente que no llega, que desaparece, que se pierde en el desierto. Lo "grande" de todo lo narrado son las historias de solidaridad y de generosidad que se respira en el libro, de ángeles que salen al camino y a quienes les quedan fuerzas para ayudar a otros.
Tuve oportunidad de conocer a gente que decidió marcharse a los Estados Unidos como mojados; amigos que prefirieron salir de su país, exponiéndose a ser arrestados o a sufrir cualquier revés en el camino, a seguir viviendo una vida sin horizontes. En algún caso compartí la angustia de sus familias al no tener noticias de ellos en ese camino hacia el norte y los acompañé cuando, el posible éxito de ese viaje, se volvió tristeza y dolor.
Acabo de leer un artículo sobre los orígenes de Donald Trump, quienes eran sus padres (en especial su madre) y de dónde llegaron sus esposas. No sólo él sino su vicepresidente, James David Vance, o su secretario de Estado, Marco Rubio, deberían estudiar su entorno y árbol genealógico para valorar a quienes llegaron antes a la tierra del tío Sam e hicieron posible que ellos o sus esposas estén donde están.
Me cuesta entender leyes que de haber sido aprobadas hace años quizás ninguno de los que ahora ostenta el poder estarían ahí. La memoria es quebradiza y cuando lo necesitamos borramos o cambiamos aquello que no nos gusta.
Me han contando que algunos conocidos están volviendo a su país ante el temor de ser deportados, lo siento de verdad. Con políticos que olvidan su pasado, me temo que poco futuro vamos a tener a no ser el de la violencia y la injusticia.
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