Libros

No hace mucho una amiga me regaló un libro, Largo pétalo de mar de Isabel Allende. Cuando fue a comprarlo, quien la acompañó le preguntó cómo sabía que me iba a gustar ese libro en concreto. La respuesta de esta amiga, que por cierto me conoce bien, fue "no importa, Mercedes lee todo lo que cae en sus manos".
Valoro la lectura, la capacidad que tiene para abrirnos la mente, descubrir otros mundos, adentrarnos en otras historias, engancharnos a temáticas que nos llevan a otras realidades pero sobre todo aprender de otros, de lo que dicen y de cómo lo dicen.
Es cierto que tengo a alguien que me mantiene "surtida" de libros y que nunca se lo agradeceré lo suficiente por mantener mi Ebook lleno de obras interesantes. Pero en este confinamiento he descubierto eBiblio, la plataforma de préstamos digitales del Ministerio de Cultura y he apreciado el bien que hace a los amantes de la lectura. 
Fue una sorpresa para mí contar con la posibilidad de acceder a la lectura de un montón de libros. Creo que cuando pude entrar literalmente me emborraché de títulos y de autores. Después descubrí que se puede ser miembro de un club de lectura y para la gente con horarios rígidos o que anda de aquí para allá por motivos de trabajo el poder participar on line en este tipo de grupos les abre, me abre, la puerta a otro tipo de interacción y colaboración.
Total, que después de pasada la borrachera de la primera vez (estoy segura que he descubierto esta plataforma muy tarde) me metí en uno de esos clubs de lectura y el libro que tocada era Las cosas que perdimos en el fuego, de la argentina Mariana Enríquez con una temática de suburbio, dura, con vivencias de pobreza tanto material como de sentido. Relatos llenos de dolor, con finales angustiosos; cuentos escritos con una prosa realista, clara, que te introduce en lo que se vive y te lo hace vivir a ti, como espectador de lo que cuenta. 
Toda una sorpresa para mí la lectura de este libro de Mariana Enríquez, catalogada como autora de libros de terror, pero sobre todo valorar que haya autores capaces de contar esa realidad de violencia, de maltrato, de abuso, de adicciones...  
Hay temas que no nos gustan pero eso no significa que no existan. Vale la pena dejarse impregnar por la prosa de Enríquez e intentar comprender esa realidad dolorosa en la que nos movemos.

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