Yo vi a Greta Thunberg

El 20 de agosto del 2018, lunes, la sueca Greta Thunberg, en noveno grado, decidía no acudir a clase hasta que se celebrarán las elecciones generales en el país previstas para el 9 de septiembre. Iniciaba así una protesta, tras los incendios forestales de los meses anteriores, pidiendo al gobierno que redujera las emisiones de carbono siguiendo lo establecido en el Acuerdo de París. Su modo de llamar la atención fue sentándose en las inmediaciones del Parlamento con un cartel, hoy su bandera, donde decía Skolstrejk för klimatt ("huelga escolar por el clima").
Yo vi a Greta Thunderg podría ser el titulo de un libro que con seguridad sería un best seller recordado por años y años. Pues sí, es cierto, yo la vi. El 24 de agosto del 2018 yo estaba en Estocolmo y, sí, vi una adolescente sentada con un cartel donde aparecía algo escrito en sueco que no logré entender porque yo, la verdad, de sueco nada de nada. Llegué a pensar que era una mendiga pero no me encajaba en el sistema de bienestar social del que presumen los suecos.  
Recuerdo que comenté con mi hermana (profesora de instituto) qué haría aquella niña allí y ella me respondió que, seguramente, saltarse las clases. Y esto nos dio pie para cuestionar el sistema educativo sueco, tan estricto él, que mantenía a una joven en la calle sin que, aparentemente, nadie se preocupara de ella: ni los servicios sociales se veían por ningún lado, ni la policía parecía tener ningún interés en preguntar por qué una adolescente permanecía en la calle cuando el curso escolar ya se había iniciado en Suecia. Lo comentamos y nos lo volvíamos a preguntar cada vez que pasábamos por el puente que une la ciudad con al isla de Gamla Stan y veíamos aquella niña allí, sola, sin parecer importarle a nadie.Y nos preguntamos dónde estarían sus padres y quienes serían para permitir que su hija estuviera allí. No cuento todas las opiniones y pareceres que nos dimos para explicar aquella situación.
Ha pasado un año y poco más. Reconozco que Greta me crea sentimientos encontrados. Hay algo que no me encaja, lo siento, sobre todo, recordando su presencia en aquel puente expuesta a la mirada de tanta gente sin levantar, o eso me pareció a mi, ninguna preocupación por parte de la administración. 
Disculparme si me cuestiono el modo y la manera en que comenzó su protesta y perdonarme si critico que se permitiera a una joven dejar de asistir a clase, aunque el fin fuera bueno, sin, al parecer, pero puede que yo este equivocada, importarle a nadie. 
Ayer llegaba a Madrid con su cartel donde supongo sigue llamando a la huelga escolar rodeada de medidas de seguridad, aclamada por miles, escuchada por todos. Poco más de un año desde aquel 20 de agosto del 2018. 
Yo vi a Greta Thunberg  en Estocolmo, estaba sola, sentada con su pancarta y nadie le prestaba atención.



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