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Coraje

Es la tercera vez que visito Werlte, reino de los trailers Krone, ciudad situada en el municipio de Emsland, Baja Sajonia alemana donde mis hermanas de Congregación viven su misión en una residencia de mayores. Sigue impresionándome escuchar historias de la guerra, de esa II Guerra Mundial que se llevó por delante tantas vidas y, para no olvidarlas, un monumento en el parque recoge el nombre de los fallecidos y desaparecidos entre 1940 y 1945, el sufrimiento y la precariedad de un momento histórico que desgraciadamente seguimos recordando y viendo en otras guerras. Entre los internos, hombres y mujeres, son ya pocos los que tienen memoria clara de lo vivido, pero aún algunos recuerdan su niñez y en su demencia llaman a los que se fueron. Me contaban que entre ellos, uno de los residentes llamaba a sus abuelos y a sus padres. "¡Papá, papá, papá se fue a la guerra!" y lloraba en silencio. La hermana que trabaja en esa planta para tranquilizarlo le decía "Papá volverá, no l...

Adolescencia

Sí, yo también tengo algo que decir sobre Adolescencia la serie inglesa de la que tanto se habla estos días. Sí, a mí también me han impactado esos cuatro capítulos donde se narran trece meses en la vida de un adolescente acusado de matar a una compañera. Sí, a mí también me impresionó la actuación de Owen Cooper como Jamie Miller, sobre todo ese tercer episodio donde asistimos a un cara a cara con su psiquiatra. Pero sobre todo, sí, a mí también, cuando terminé esos cuatro capítulos, me quedó una sensación de preguntarme hacia dónde vamos, qué educación estamos dando, qué valores transmitimos a quienes tendrán en sus manos dentro de unos años el gobierno, la sanidad, la educación... de nuestros países. Adolescencia no sólo te lleva a pensar en cómo viven nuestros jóvenes hoy sino hacia donde va este mundo en el que sin redes sociales te sientes aislado, fuera de lugar. He pensado mucho sobre el mensaje que manda la serie, en el ambiente familiar que nos muestra, unos padres que deja...

Solito

Con ese nombre, con ese sentimiento, titula Javier Zamora su libro, la historia de un niño salvadoreño, él mismo, al narrar el viaje que emprende como ilegal para reunirse con sus padres en los Estados Unidos. El libro nos acerca a la vida de un grupo de inmigrantes Centroamericanos en su camino hacia el norte, a La USA, como lo llama el mismo protagonista. La historia es contada por el propio autor, Javier, a modo de biografía, y desde su perspectiva de niño, desde su modo de vivir y entender la realidad con la que se enfrenta. Nos enseña, nos adentra, nos invita a comprender lo que es un viaje de miles de kilómetros desde El Salvador, o de cualquier otro país, hacia los Estados Unidos. Un viaje lleno de riesgos (carretera, mar, desierto), expuestos, quienes lo realizan, a identificaciones, huidas y arrestos que llevan a las deportaciones.  Por supuesto logra reunirse con sus padres, y esto no es contar el final porque cuando se habla de este escritor se cuenta su hazaña, su viaje...

La historia olvidada

El año pasado buscando Premios Pullitzer de Literatura, en el apartado de biografías, me llamó la atención un título El regreso , del escritor libio Hisham Matar. Me pareció interesante sobre todo por contar una realidad, la de Libia, totalmente desconocida para mí. No hago spoiler al decir que Matar es hijo del exilio con un padre desaparecido en las cárceles libias, porque esto puede leerse en su biografía. El regreso , de hecho, trata de su vuelta a un país donde se mezclan los recuerdos de la infancia y la juventud junto con el dolor de no saber qué fue de su padre. Tanto me gustó e impresionó el libro y el autor que después fui leyendo, yo creo que casi todos, sus libros aunque ninguno llega a la categoría y el impacto que causó  en mi El regreso . Hisham Matar ha subido muchos peldaños en mi lista de escritores, sería un buen candidato al Premio Princesa de Asturias de las Letras, sin duda. Libia está ahí. Cuando leía el libro no hacía mucho que había ocurrido el desastre de ...

Lo inesperado

Hay acontecimientos que te empujan a escribir. Después de mucho tiempo sin abrir este blog, sin ni siquiera molestarme en retomarlo, ocurre algo y ¡zas! aquí estoy dejando atrás el cansancio de meses de trabajo, de reuniones maratonianas y de soñar con un descanso que por ahora no va a llegar. Recorro en tren la distancia entre Madrid y Valencia donde estaré en un encuentro de secretarios de Gobiernos Generales de congregaciones religiosas y mientras no sé a qué velocidad me acerco a la capital del Turia no dejo de pensar en la noticia que, como a todos los malawianos, me sorprendió hace tres días al escuchar que el avión en el que viajaba el vicepresidente del país, Saulos Chilima, junto con ocho personas más, había desaparecido en la inmediaciones de Mzuzu, al norte del país, al no poder aterrizar por falta de visibilidad en esa ciudad. Después, tras la sorpresa, vendría la rabia y la confusión al conocerse que todos los pasajeros habían fallecido tras estrellarse el avión. Chilima a...

Arriba

Probablemente Rodrigo Cuevas y yo, de entrada, no tengamos nada en común, como si uno estuviera en el polo norte y otro en el sur, pero quizás por eso y porque los polos opuestos se atraen, haya cosas que nos unan. Desde luego el estilo de vida no puede ser más diferente y el modo de enfrentar esa vida también, pero me cae bien Rodrigo, valoro su trabajo, lejos muy lejos de lo que yo hago, y su empeño por recuperar y dar a conocer el folclore asturiano. La primera vez que caí en cuenta de la trayectoria de Rodrigo Cuevas o que me interesé más por él fue al escuchar a Andrea Levy, militante del PP, mencionarlo. Fue en pleno confinamiento, en un programa on line donde distintos políticos, cada uno en su casa, hablaban de su día a día, qué leían, veían, escuchaban. No recuerdo a todos los que participaban, sí que estaba Iñigo Errejón y Gabriel Rufián. Al ser preguntada por los cantantes que escuchaba contestó, entre otros, el asturiano Rodrigo Cuevas.  Conocía de Rodrigo Cuevas Ritmo ...

Alerta

Domingo 3 de septiembre, 2:30 de la tarde, mi happy hou r, ese momento donde conecto con Morfeo via televisión. Y cuando me dejo caer en un cabeceo suave y reparador un pitido, ¡perdón, uno no, varios! de acuerdo a los móviles que hubiera, me arrancó, sin ninguna consideración, de semejante momento. Mi reacción fue como si a las dos de la mañana suena el despertador y ni sabes dónde está ni cómo apagarlo. Pues eso, apesar de tener el teléfono a mi lado y en vibración,  no entendía que fuera él quien emitiera ese ruido. No quiero pensar lo que pudo suponer en espacios donde hubiese mucha gente. Hasta que reconoces de dónde viene y te das cuenta que si no lees lo que aparece en pantalla, en español e inglés, no deja de sonar como si Pearl Harbor, parafraseando a Angel Martín y su informativo del día siguiente, volviera a ser atacado, pasan un par de segundos de desconcierto. Dejando un lado lo jocoso que me ha salido este primer párrafo defiendo y valoro la iniciativa de esa alarma p...