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Mostrando entradas de julio, 2023

Espíritu del lugar

Leía estos días una entrevista a un sacerdote jesuita donde hablaba sobre la magia que muchos lugares tienen, y son importantes, bien sea por algo alegre de recordar o por todo lo contrario. En este caso, Robert R. Marsh, SJ, hablaba del sitio donde tuvo lugar la batalla entre el ejército norteamericano y la tribu Nez Pence en su huida a Canadá. Contaba que allí había una atmósfera de tensión y tristeza y mencionaba cómo los lugares se convierten en sagrados, y también, todo hay que decirlo, en horribles. Me gustó la idea. Siempre hemos tenido lugares que, con solo pensar en ellos o mencionarlos nos evocan algo. Años, muchos años atrás, estuve de acampada por la braña de La Pornacal, en el concejo de Somiedo, en Asturias. De esto, ya digo, hace un porrón de años, es más, creo que ahora acampar está prohibido, pero tampoco lo aseguro. Por razones que no vienen al caso, esa noche no pude dormir y la pasé sentada fuera de la tienda contemplando el entorno, acompañada por una luna llena qu...

Bachateando

Hace un par de años una amiga sevillana que compartía con nosotras un año como voluntaria en nuestra misión de Malawi entró en mi oficina y me encontró trabajando y escuchando bachatas. Sorprendida y muerta de risa me amenazó con hacer saber que yo, no sólo escuchaba sino hasta cantaba ese ritmo caribeño. Ante semejante “amenaza” le respondí que podía decir,  incluso que publicara, que hasta las bailaba en la soledad de mi habitación. No, no bailo bachatas, y de eso puede dar fe mi gente hondureña que intentaron enseñarme y creo, estoy segura, lo dejaron por imposible, pero disfruto con la música bachatera, con esas canciones trágicas de amor y desamor, de confidencias y traición. La vida es pura bachata. Se lo decía a alguien hace unos días. Me contaba las dificultades que tenía, cuánto le costaba aceptar a la gente con la que vivía, lo difícil que se le hacía entender las ideas, las opiniones de los otros… Escuché, intenté animar, hacer caer en la cuenta de que a todos nos cuesta...

Identificarme

Hace un par de días, mientras iba conduciendo, escuché a un periodista en una conocida emisora de radio hablar de una niña inglesa que se identificaba con un gato. La verdad, pensé que era una broma, que no era cierto, y que lo mencionaba o inventaba la historia para hablar de los problemas de adaptación que sufren muchos niños o los que tienen con sus compañeros al no ser aceptados tal y como son. La curiosidad mata y cuando tuve tiempo busqué en las redes la noticia y ¡oh sorpresa! es totalmente cierta. Lo primero es que escucho esto y pienso en el gato de mi casa: caprichoso, egoísta, a su aire siempre y mimoso hasta aburrir. O pienso en aquel perro con el que compartí muchos años: leal, incontrolable cuando jugábamos y pesado hasta decir basta cuando se ponía a ladrar. Me quedo con estas imágenes, lo de pensar en alguien actuando como uno de ellos no me encaja, no sólo eso, es que me da dolor de cabeza y nauseas.  No sé qué está pasando, yo creo que, no es que hayamos perdido e...